A ras de suelo y mientras el frío cala mi cuerpo atravesando sin piedad los cartones, las hojas de sucesos de los periódicos que caen en mi poder y que me sirven de parapeto para los vientos que afronto una llave cayó de un bolsillo cualquiera, del tuyo posiblemente y no te diste cuenta de la repercusión que conllevaba.

Pequeña, casi sin importancia, sin ninguna sombra de grandeza. Posiblemente no fuera ni tuya, te la encontraste y otro perdió la oportunidad de vivir el maravilloso mundo que encerraba.
Una llave, cuasi diminuta, endeble y tanto enclenque como tu alma, como esas decisiones que ni tomas porque para qué
Una llave, insignificante, como tu vida, como tu día a día. Una llave al fin y al cabo…
Todos poseemos la dicha de poder abrir nuestras almas y dejar penetrar en ellas todo aquello que nos rodea y que nos haría eternos, eternamente felices, eterna y enteramente invencibles y sin embargo, vamos dejando pasar oportunidades como al que se me cae una diminuta llave de un bolsillo que no recuerda y que lleva años con un rasguño que poco a poco es el agujero negro que absorbe toda tu energía, tu felicidad, tu vida…
Párate a pensar a pesar de todo y dime la verdad, ¿y si es llave abriera el cofre que esconde tu felicidad? Piénsalo, medítalo y si así lo quieres, aquí la tienes para ti.
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