Se acabó la espera. Se acabó el tiempo de aguardar a la par que se inunda tu cara pequeña de una sonrisa nerviosa, inocente, incontrolable, síntoma de que la noche más bonita del año ya está aquí.
Se acabaron las cartas, se acabaron las revistas de juguetes con todo marcado: “me lo pido, me lo pido, me lo pido, me lo pido. Y este, y este, y este…”
Ayer, bajo la lluvia, el Heraldo Real recibió las llaves de la ciudad y ya tienen las calles de Sevilla abiertas de par en par SSMM para que hoy la lluvia sea una dulce caricia y una explosión acaramelada de felicidad, júbilo, música y fiesta. Y nervios, muchos nervios porque… porque sí.
La noche de la magia donde todo es posible a pesar de vivir en un mundo imposible y donde los esfuerzos, todos, se compensan y se recompensan al verte la cara, al vernos viéndote la cara.
Ayer, hoy y mañana, siempre Melchor, Gaspar y Baltasar y que nunca jamás nadie se atreva a intentarnos borrar la ilusión que guía la Estrella, por muchos años y experiencias que tengas.
Llegan los Reyes Magos, tarde de fiesta, de costumbres, de tradiciones, de sonrisas, de bolsillos llenos de caramelos que por arte de magia, mañana aparecerán en nuestras casas completando escenas maravillosas donde la magia y la ilusión se hacen patente y nadie sospechará nada.
Ya se acercan, están a las puertas de la ciudad.
¿Han sido buenos? Los noto poco nerviosos para lo que se viene…
¡Ya vienen los Reyes!