Porque estamos o queremos estar acostumbrados a ver cine donde el bueno siempre triunfa, donde el sherif siempre mata a los indios (porque nos han vendido eso), donde la chica guapa se enamora del chico bueno del barrio y triunfa el amor, porque en las batallas siempre hay un lado bueno y otro malo, porque el conjuro definitivo siempre lo tiene la varita en manos de la Magia blanca e infinitos “porques” más…
Pues deberíamos de cambiar las miras; hay películas de terror donde la fiera acaba con el grupo entero de amigos que van un fin de semana a una casa perdida en el bosque, hay películas donde el amor no triunfa o simplemente terminas enamorándote de un maltratador que te hace la vida imposible hasta que de un “mal” golpe te deja en el sitio. Hay películas donde el último gancho de izquierda lo da el ruso y el prota guapo, enamorado y que pelea por sus convicciones cae a la lona y le cae la cuenta de 10, donde hay toallas que lanzar…
Y debemos cambiar la miras porque pensamos que vivimos en un largometraje que aunque sabemos su THE END, pensamos desde pequeños que es un camino de rosas, con pequeños finales felices que nos harán todo maravilloso y no es así.
El THE END de tu película puede llegar incluso cuando el guionista tenía escenas de amor, de acción, incluso de sexo salvaje contigo de protagonista.
Vivamos nuestra película, luchemos nuestra película y si el guion no nos gusta… ¡a otra escena!
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