Torrija nuestra que estás en el plato,
acompañada seas de postre.
Venga a nosotros tu sabor.
Hágase tu olor, así en la casa como en la tienda.
El pan que usamos cada día,
pueda llegar hoy, y perdónanos
si repetimos, así como nosotros perdonamos
a los que no te degustan.
Y no nos dejes caer en el ardor,
más líbranos de la industrial.
Amén
Bendito manjar de dioses
el milagro sin magia de los pobres
pan con leche y miel
que en la boca se deshace.
No busques más misterios
te nubla los sentidos
te eleva al mismo cielo
el sabor de su paladeo.
Déjate llevar
y come cuántas quieras
las calorías son solo cuentos
de pobres ricos hambrientos.
Me mandaste una foto.
Pensando que era real,
de alegría me volví loco.
El engaño me sentó fatal.
No es de recibo alguno,
dar envidia de esa manera.
Menos estando yo en ayuno
y alterado por la primavera.
Ojalá te las comas todas.
Incluso hasta que revientes
de torrijas para ti sola.
Pero nunca más me lo cuentes.
Todos conocen la torrija…
Oí decir que viene de España…
Raro,
Resulta…
Is qué recuerdo…
Jamás comer una…
Así como las de mi madre.?
Microrrelato colaboración de nuestro lector Manuel Dos Santos.
Pan y leche,
canela y vino.
Azúcar y huevo.
aceite y miel.
Manjar temporal,
eterno placer.
“Aaaaah no sé cómo puedes comerte eso sí es pan mojao en miel”, decía el pequeño cofrade acerca de las torrijas que hacía su madre pero el tiempo pasa y ahora, ahora las llama por su nombre y se las come de dos en dos.
Lo que puede llegar a enseñar una torrija. O dos.
Placer de dioses no reservado ni a los propios seises.
Placer temporal porque así lo decide el mandamás.
Placer cuaresmal y de Semana Santa a lo más.
Dejo de medio rimar. Ponme otra, chaval.
Detalle de galantería de mi amiguito. Vive en el Cuarto o en el Quinto, qué más da; todas las mañanas me da los buenos días tirando de su mochila y hoy me ha arrimado un plato con las que hizo su mamá.
Mendigo pero con paladar y buenos corazones alrededor. Hoy creo un poco más en la humanidad.
Y como aventurero insaciable, me dispongo a recordar hazañas mil, hazañas dos mil e incluso más de un millar.
¿Eso no es lo mismo, Capitán?
Ya está el grumete carajo te dando la nota y lo tengo que aguantar, con la torrija que yo llevo encima.
Manuel Dos Santos says
1 abril, 2022 at 13:45-Anda acá, pastor,
a ver al Redentor.
-Anda acá, Minguillo,
dexa tu ganado,
toma el caramillo,
çurrón y cayado,
vamos sin temor
a ver al Redentor.-Con aquel cabrito
de la cabra mocha
darle algún quesito
y una miga cocha,
que terna sabor,
sabor al Redentor.
-No nos aballemos
sin llevar presente;
mas ¿qué llevaremos?,
dilo tú, Lloriente.
¿Qué será mejor
para el Redentor?-No piense que vamos
su Madre graciosa
sin que le ofreçamos
más alguna cosa
ques de gran valor,
Madre del Redentor.
-Yo quiero llevarle
leche y mantequillas
y para empañarle,
algunas mantillas,
por yr con amor
a ver al Redentor. Fin
-En cantares nuevos
gozen sus orejas,
miel y muchos huevos
para hazer torrejas,
aunque sin dolor
parió el Redentor.
Juan del Encina 1946
Villancicos pastoriles.
«Anda acá pastor» (p. 331, III; fol. XCVIv)
Tribu says
1 abril, 2022 at 13:47Gracias por tus comentarios!!!
Manuel Dos Santos says
1 abril, 2022 at 13:51Todos conocen la torreja…
Oí decir que viene de España…
Raro,
Resulta…
Es que recuerdo…
Jamás comer una…
Así como las de mi madre.?