
Pasan los años y cada 8 de Marzo se sigue celebrando el día Internacional de la mujer. Ojalá no tuviera que hacerse, eso significaría que no habría nada que reivindicar, nada por lo que seguir luchando. Me declaro feminista desde que nací, porque quiero la igualdad entre el hombre y la mujer, porque quiero que se rompan con los estereotipos, porque no quiero que haya diferencias salariales por el mero de hecho de ser mujer en un mismo cargo empresarial, porque quiero que algún día este día deje de existir… eso significaría que hemos logrado esa igualdad por la que se lleva luchando y reivindicando tantos y tantos años. Porque yo soy mamá de un niño y quiero inculcarle ese feminismo en el que creo, ese que enseña a respetar a las personas por el mero hecho de serlo, no por ser hombre o mujer, porque quiero que se nos trate con respeto, que dejen de llamarnos putas por llevar un escote pronunciado cuando nos da la gana, unas medias llamativas que nos apetece o un vestido corto. Quiero que mis mayores entiendan que no hay trabajos de hombres y mujeres, ni labores del hogar. Quiero que no sea el hombre quien ayude en casa, sino que ambos se apoyen de forma incondicional porque entiendan que es cosa de dos. Porque quiero que muchos hombres entiendan que no se es menos por fregar, por barrer, por limpiar el suelo, por poner una lavadora y por tenderla y plancharla.
Ojalá algún día podamos dejar de reivindicar, ojalá algún día no nos tachen de cazafortunas si estamos con un hombre mayor que nosotras y a ellos de héroes por estar con una mujer joven.
Ojalá todos entendamos que esto no se trata de una guerra de hombres y mujeres, que los malos no son los unos ni las otras, que son las personas las que son así. Que el sexo no condiciona la humanidad, que no hay que tirarse piedras para conseguir objetivos.
Este año quiero que se aprenda a reivindicar de otra manera, enseñando lo fuerte que podemos ser, que no somos el sexo débil por mucho que se empeñen en decirnos lo contrario, que no somos las poco inteligentes, que las mujeres sirven para estudiar letras y los hombres para hacer lo propio en ciencia. Quiero que se reivindique el trabajo de nuestras científicas, de nuestras antepasadas, quiero que se reconozca que conseguimos poder votar, que se enaltezcan mujeres como Frida Khalo, Clara Campoamor, Marie Curie, Dolores Ibárruri, Emilia Pardo Bazán, Malala (os recomiendo el libro «Yo soy Malala»), Simone de Beauvoir, Coco Chanel, y así un largo etcétera. Que reconozcamos a todas aquellas mujeres que tuvieron que esconderse tras un pseudónimo o adoptar el nombre del marido para publicar un libro. Reivindico La Casa de Bernarda Alba, donde el matriarcado fue su bandera…
Desde estas líneas reivindico nuestro a derecho a maquillarnos, sin que se nos tache de superficiales, que cada uno vaya como quiera, que tenemos el mismo derecho, hombres y mujeres, en todas las facetas de nuestra vida. Que los hijos no son únicamente de las madres, que hay que seguir adelante, porque seguimos teniendo mucho por hacer, y por eso no acallarán nunca nuestra voz, ya no.
