Cuando la luz no es el final sino el principio
la esperanza se tiñe de verde
y los malos recuerdos en olvido...
Cuando miro a través de tus ojos
No cabe más que azul en tu mirada,
atrás quedó la noche
y, con ella, la oscuridad velada.
No quiero asomarme a esa ventana,
todo lo que observo a mí me abruma.
Diviso en el cielo densa espuma
y cómo la madre tierra se afana.
No puedo mirar a través de ella.
Yo, que no conozco más que la penumbra,
reniego de la luz que me alumbra.
La oscuridad me resulta más bella.
No debo mostrarme y vislumbrar el mundo,
que si veo más allá me confundo.
Me enseñaron a quedarme quieto,
sin hacer ruido, solo, en secreto.
En mi pared, maldito orificio,
me aferro al muro de mi hospicio.
Escapa de la oscuridad que te inunda, que te tapa, que te empequeñece.
Abre la ventana, mira la inmensidad de todo lo que te pierdes y sal ahí a sentir, a respirar, a vivir.

Grumete!!! ¿Un ojo de buey? ¿Cuadrado? En alta mar, ¿no? Eso es una siembra desgraciado!!! ¿Levaste el ancla? Dios…!!!
Siembra, siembra sin descanso, sin mediciones en el esfuerzo, sin recato.
Descansa paciente, lo sembrado en el presente, el esfuerzo del pasado será fruto del futuro más deseado.
Sigue sembrando…
En ocasiones parece que Dios te cierra hasta la puerta pero miras bien y un ventanal enorme se abre ante ti por donde entra aire puro, mucha luz y un mundo nuevo y lleno de posibilidades.
Gracias por un nuevo día.
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